Campeones, la reciente película de Javier Fesser, se ha convertido en una de las mejores herramientas para desmitificar y eliminar prejuicios sobre la discapacidad intelectual y la discapacidad del desarrollo. Después de verla, se agradece la sensibilidad con la que se aborda el mundo de la discapacidad intelectual y la apuesta humanizadora que esta película tiene, ya que dignifica a las personas y reivindica todos los derechos, gustos, necesidades y sueños que este colectivo tiene.
Tanto la discapacidad intelectual como la discapacidad del desarrollo implican, para las personas que las padecen, una serie de limitaciones en las conductas adaptativas y en el funcionamiento intelectual, que se evidencian en el aprendizaje de las habilidades necesarias para funcionar en su vida diaria, lo que provoca una respuesta diferente ante las situaciones más cotidianas. La discapacidad intelectual está muy relacionada con el entorno y depende tanto de la propia persona y de su nivel de discapacidad, como de las barreras y obstáculos que la sociedad les ponga. La discapacidad intelectual será menor si logramos para este colectivo un entorno más fácil, más accesible y más comprensible. En una sociedad sensibilizada donde este colectivo sea entendido y comprendido, las personas con discapacidad intelectual tendrán menos dificultades.
Queda mucho por hacer y mucho que aprender hasta que se consigan eliminar todos los estigmas y seamos capaces de ver a las personas con discapacidad intelectual como ciudadanos de pleno derecho, iguales al resto. Si gozan de los apoyos necesarios, la posibilidad de progreso de las personas con discapacidad intelectual aumenta para conseguir una vida normal.
La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, desde sus inicios, ha sido muy sensible a las necesidades de este colectivo, sintiendo predilección por la salud mental y el mundo de la discapacidad intelectual. Muchas de estas personas presentan déficit y dificultades para el funcionamiento psicosocial autónomo y están en mayor riesgo de situaciones de desventaja social (desempleo, pobreza, aislamiento social, rechazo y estigma, falta de vivienda, etc.), sin perder de vista los problemas de tensión y sobrecarga que sufren muchas familias que conviven y cuidan de dichas personas.
La orden ha creado numerosos dispositivos para la atención a esta población. Y no solo ha querido atender a su problemática psiquiátrica (cuando esta exista), sino también sus diferentes dificultades psicosociales y necesidades sociales, evitando situaciones de deterioro y marginación, y procurando oportunidades y posibilidades efectivas de rehabilitación e integración social normalizada en la comunidad, para conseguir, en la medida de sus posibilidades, más autonomía y una vida lo más normalizada posible.
Alrededor del uno por ciento de la población global presenta algún tipo de discapacidad intelectual. Existen personas con discapacidad intelectual con limitaciones muy importantes o con la presencia de más de una discapacidad. Estas personas necesitan una alta intensidad de apoyos todo el tiempo, en muchos aspectos de su vida, circunstancia que les lleva a precisar dispositivos de ingreso para poder satisfacer todas las necesidades. Sin embargo, muchas personas con discapacidad intelectual tienen gran autonomía y no necesitan muchos apoyos para llevar una vida normal.
A pesar del éxito que tendrá esta película y del avance que va a suponer en cuanto a la concienciación y sensibilización social, no debe después caer en el olvido, porque estas personas son como tú o como yo.
Roberto Izquierdo García, coordinador de Enfermería de la Clínica Nuestra Señora de la Paz