Ingresé un 9 de Marzo, ya había estado otras veces, y nada había cambiado, su sala habilitada para fumadores, comíamos todos juntos, la piscina, salíamos por la tarde a jugar al futbol, podíamos darnos la mano, darnos un abrazo, salir por la tarde al jardín y disfrutar del aire, el ocio por las mañanas, jugar al billar, futbolín, tomarte tu café, a los 5 días de ingreso empecé a tener síntomas del coronavirus y por desgracia tuve que volver a casa. Estuve en confinamiento, con fiebre más de dos semanas, duró un mes el tiempo que estuve en mi casa, se me fueron los síntomas. Cuando volví para mí un Shock. Tenía que comer y cenar en la habitación, ya no podía haber contacto humano, las normas mucho más estrictas, la distancia entre todos, el grupo dividido en dos, mucho tiempo en la habitación y terapias más cortas.
El equipo supo hacerlo fenomenal para que ese infierno apagara sus llamas, sin poder salir del pasillo era muy duro, pero ajustaron las terapias para que se nos hiciera más ameno, un café, por cierto mucho más bueno que el de la máquina nos ofrecieron, y fines de semana de taller y películas. Hoy me quedan 9 días para el alta terapéutica y solo puedo aplaudir, lo aprendido en este confinamiento no lo hubiera aprendido en un tratamiento normal.
Gracias por todo.
Firmado por Thor