El desconocimiento social respecto a las enfermedades de salud mental es la causa que nos lleva a segregar a las personas con problemas de salud mental. La percepción social de la enfermedad mental está sesgada por el desconocimiento y la desinformación, y esto influye en el aislamiento de las personas que la padecen. Nos referimos al estigma de la enfermedad mental, sustentado en prejuicios y causante de discriminación social.
La realidad del estigma social tiene consecuencias que afectan de manera negativa a las diferentes dimensiones de la calidad de vida de las personas con enfermedad mental: en su bienestar emocional, en sus relaciones interpersonales, en su bienestar material, en su desarrollo personal, en su bienestar físico, en su autodeterminación, en su inclusión social y en la protección y defensa de sus derechos.
Es la etiqueta negativa que se pone sobre alguien que padece una enfermedad mental y resulta muy difícil desprenderse de ella. Llega a ocultar al individuo, porque se le identifica plenamente con el atributo por el que se le etiqueta. Subrayada esta diferencia, resulta muy difícil para la persona ser aceptada como tal, con su dignidad y derechos, como el resto de los ciudadanos.
Una de las consecuencias del estigma es el propio rechazo o autoestigma de las personas con enfermedad mental. Los prejuicios en muchos casos afectan a la persona con problemas de salud mental hasta el punto de que los asume como verdaderos y pierde la confianza en su recuperación y en sus capacidades para llevar una vida normalizada, llegando a la autodiscriminación. Ello le puede llevar a fracasar en su tratamiento y rechazar la enfermedad mental. Así como a convertirse en el principal motivo de no poder llevar una vida normalizada, sin que la enfermedad que padece sea el causante de ello.
Es muy importante romper con estas creencias erróneas y cambiar la mirada hacia estas personas. Cada uno, desde nuestro ámbito, estamos llamados a abordarlo desde la colaboración. Desde las propias personas que sufren algún problema de salud mental, pasando por la familia, los profesionales del ámbito y los medios de comunicación, hasta las entidades locales, autonómicas y estatales (educación, cultura, sanidad, servicios sociales…).
No podemos olvidar, que la Organización Mundial de la Salud asegura que una de cada cuatro personas sufrirá algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida. Dato que implica que, de forma directa o indirecta, tendremos contacto con alguna enfermedad de salud mental en nuestro entorno, bien sea en el contexto personal, familiar, de ocio o laboral. De ahí la importancia de luchar contra los estigmas y prejuicios que están arraigados en nuestra sociedad. Es un trabajo al que estamos abocados todos por un bien común.
Irene Alba, trabajadora social
ESTARIA BIEN QUE DESDE LAS ESCUELAS SE ROMPIESE EL ESTIGMA DE LA SALUD MENTAL HABLANDO DE ELLA CON TANTA NATURALIDAD COMO CUANDO SE HABLA DEL FUNCIONAMIENTO DEL CUERPO , SUS ENFERMEDADES Y LO QUE HAY QUE HACER PARA ESTAR SANOS. LO MISMO DEL CEREBRO Y SUS PROBLEMAS Y MEDIDAS DE PREVENCION