La humanización ha vuelto a imponerse en las instituciones públicas (ya la había reivindicado Pierluigi Marchesi de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en 1981). Pero, tal vez hablamos de ella sin aclarar en qué consiste, y navegamos en el vacío.
Humanizarnos para humanizar es la clave. La humanización resulta solamente posible si empezamos a asumir con valentía y reconocemos nuestra propia historia llena de soledades, fracasos, dificultades y esperanzas: si aceptamos nuestra vulnerabilidad.